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domingo, 27 de agosto de 2017

EUGENIO CHICOTE BELTRÁN (1868): SU LARGO VOLUNTARIADO EN EL SERVICIO MILITAR


Un voluntariado forzoso, previsiblemente originado por las circunstancias económicas familiares, llevarán rápidamente al servicio militar obligatorio a este joven en el último tercio del S.XIX. La maltrecha economía de la viuda de Chicote, su  madre, que cobra una modesta pensión, no da para muchos gastos.

En breve su hermanos iniciarán la emigración a Filipinas y mientras eso sucede, se le prepara el camino para que ingrese en el ejército. En el proceso jugará un papel protagonista su cuñado, quién, con supuesta mano firme y acción decidida, le gestionará la rápida transformación de la ropa de paisano por el uniforme militar con el que ganarse su sustento y con ello dejar de ser una carga familiar.

Con nuevo material documental formado por el escueto expediente personal de Eugenio Chicote Beltrán obtenido en el Instituto de Historia y Cultura Militar del Archivo General de Guadalajara, unas notas de la Biblioteca Virtual de La Defensa y con la inestimable y siempre sorprendente documentación digitalizada del Archivo Histórico Municipal de Marbella que recientemente hemos localizado, reconstruimos someramente pasajes de la vida militar de este tío materno del abuelo.

EUGENIO CHICOTE BELTRÁN

Nace en Marbella (Málaga) el 29 de octubre de 1868, año en el que la reina Isabel II es derrocada, dando paso al Sexenio Democrático y a la I República. Es el séptimo hijo de Sandalio Chicote Fernández, natural de Osa de La Vega (Cuenca), teniente de carabineros retirado y de Eloísa Beltrán Barragán, marbellera de nacimiento.
Aunque no se podido obtener su registro de nacimiento ya que la serie documental digitalizada del Archivo Municipal de Marbella finaliza en 1866, sin embargo su expediente militar contiene una copia de su acta de bautismo en la iglesia de La Encarnación que transcribiremos a lo largo de esta entrada.

En noviembre de 1886 era estudiante o escribiente y fue alistado a los 18 años como “voluntario” con el número 57 en la Caja de Reclutas de Málaga situada en la ciudad de Ronda. 
Para aquel alistamiento de soldados de 1887, se había solicitado a la nación 50.000 hombres de los cuales se sorteaban en la zona de Málaga unos 546, correspondiendo 17 a la ciudad de Marbella.
Formado el listado de mozos por orden de nacimiento en enero de 1887, le corresponderá el número 53 como muestra la hoja de quintos del Archivo Histórico Municipal de Marbella. Vivía, como también hemos apuntado en alguna ocasión, en la calle Valdés de esta pequeña pero importante ciudad andaluza.(1)

Días más tarde, después de atender las reclamaciones y del realistado de mozos que inicialmente no habían sido emplazados, el Ayuntamiento confecciona una segunda lista en la que, tal y como hemos mencionado anteriormente, le asignan el número 57 del cupo. 
Finalmente, el listado definitivo se publica el 9 de diciembre de 1886, apareciendo una anotación de su adscripción al Regimiento Borbón.
Una nota marginal al final de acta del Ayuntamiento nombra a Eugenio junto a otros mozos sorteables al no haber comparecido al llamamiento.
En enero de 1887 y en la citación personal de los mozos del reemplazo el Ayuntamiento recoge la situación en la que se encuentra nuestro protagonista: ya estaba alistado como voluntario.
“... sabe leer y escribir, de ejercicio escribiente y de la edad anotada al margen, fue llamado y no compareciendo lo verificó a su nombre el mozo Rafael Berizo Marcelo y manifestó que Eugenio Chicote Beltrán, tiene la robustez y talla necesaria, y que se encuentra sirviendo voluntariamente como Soldado en la segunda compañía, primer batallón del Regimiento de Infantería de Borbón nº 17 de guarnición en Málaga. En su vista el Ayuntamiento constándole la verdad de lo expuesto y oido al Regidor Síndico, acuerda declarar a dicho mozo soldado sorteable según lo determina el art. 16 de la Ley de Reemplazo vigente.” 

Tras la lectura, interpretamos que la anotación “Rgto. Borbón” en el acta municipal se realizará después de tener en cuenta esta situación.

A finales de diciembre de 1886 y paralelamente a lo que sucedía en el reclutamiento municipal, en la Caja de Reclutas de Ronda había sido sorteado con el numero 365 y evita su destino a Cuba y a las regiones de Ultramar, permaneciendo adscrito a la misma hasta finales de marzo de 1888, fecha en la que será declarado sobrante de cupo, aunque como sabemos se encuentra sirviendo como soldado por espacio de tres años según el compromiso adquirido que refleja su hoja de filiación en el Regimiento Borbón núm. 17 acantonado en Málaga. Nada más jurar bandera se le reclaman 50 pesetas por la primera puesta de vestuario.

El 1 de abril de 1888 es ascendido a Cabo 2º en el 2º batallón del citado Regimiento. Su descripción física es muy parecida a la de muchos españoles de la época: altura 1,67 m, pelo castaño, cejas al pelo, ojos pardos, nariz regular, barba naciente, boca regular, color moreno, frente regular. Como detalles personales, una buena producción y como señas particulares, una cicatriz en la frente. Tres meses más tarde es Cabo 1º por elección.

En Málaga estará hasta final de junio de 1888 en el que causará baja marchando destinado como escribiente al Batallón del Depósito de Plasencia núm. 124 (Extremadura), certificando el comandante su buena conducta en aquel destino en octubre de ese mismo año. En este punto finaliza su breve expediente personal que recogía los tres primeros años del servicio.

Eugenio estaba sometido a la Ley de Reclutamiento y Reemplazo de 11 de julio de 1885 por la que tendría que cumplir 12 años de servicio militar; tres de ellos en filas, ya descritos, cuatro en la reserva activa y cinco en la segunda reserva.(2)
Esta normativa endurecía las condiciones por las que los reclutas debían prestar sus servicios por tan largo espacio de tiempo, pasando por diversos estadios desde su ingreso en la Caja de Reclutas hasta alcanzar la denominada segunda reserva tras cumplir los seis años de servicio activo y llegar a los doce requeridos formando parte de un batallón de reserva.
A finales de 1889 y cumplidos los tres primeros años de su compromiso, el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra publica la resolución de su continuidad en el servicio activo a petición propia, hasta que le correspondiese pasar a la situación de segunda reserva. Por entonces continúa destinado en el Regimiento de Borbón en el que había ingresado en 1886.
Así, entre destinos Eugenio irá cubriendo bajas de acuerdo a su graduación, última en el escalafón militar de aquella Ley del Reservismo. 

“El Reglamento detallaba los diferentes destinos a los que se podría optar, comprendidos en cinco categorías, y asimismo el grado de cualificación y otros requisitos exigidos para el empleo correspondiente. Además del destino que encabeza la citada ley, el sargento podría ocupar vacantes en plazas de "escritorio, vigilancia, guardería y otros análogos" ya fuera en centros militares, en la Administración municipal y provincial o en industrias "que se creen en lo sucesivo y necesiten concesiones especiales del Estado". Para algunos de estos puestos, bastaba con saber leer y escribir, mientras que otros exigían tener cumplida la enseñanza primaria o conocimientos superiores, amén de una prueba de idoneidad”.(3)

En 1893 y procedente de la zona de Linares (Jaén) ocupa una vacante como Sargento en el Regimiento de Infantería de las Antillas que se encuentra de guarnición en la plaza norteafricana de Ceuta. Son los años de la guerra de Margallo o primera del Rif en la que se sucede un importante episodio militar en Melilla contra las cabilas que rodeaban la ciudad.
Después de esta noticia localizada en el Diario Oficial de la Biblioteca Virtual de La Defensa perdemos todo rastro de nuestro protagonista. Nada más sabemos de Eugenio. Ni siquiera si pasó a la segunda reserva en la que, en teoría debería haber permanecido hasta 1899. Algún día desvelaremos qué fue de él. Lo que al menos conocemos fue la inutilidad de este sistema de reclutamiento militar reservista del ejército que no fomento condiciones propiciatorias para su permanencia en el cuerpo, sin opción a progresar en el escalafón ni valorándolos en su justa medida.
ANA BONED COLERA. PRENSA Y EJERCITO: LA CUESTION MILITAR EN EL RESUMEN (1885-1888)- Universidad Complutense de Madrid- Facultad de Ciencias de la Información. Departamento de Historia de la Comunicación Social MADRID 1992

LOS DOCUMENTOS PARA SU VOLUNTARIADO: LAS FIGURAS DE SU MADRE ELOÍSA Y SU CUÑADO MANUEL.

Tal vez los aspectos más interesante de su expediente personal se centran en los escritos, certificados y actas aportadas para que Eugenio entrase como voluntario en el ejército. Por entonces, todo menor de edad que deseaba optar a una plaza como soldado debía presentar, entre otros documentos, su partida de bautismo, una autorización de sus padres, la cédula personal de identidad, una certificación del Ayuntamiento de su buena conducta, acreditando además su estado de soltería.

Del primero de los mencionados fue D. Francisco de Paula Freire Barragán, Presbítero Coadjutor de la Iglesia Mayor parroquial de la ciudad de Marbella el que a 27 de mayo de 1885 certificara que en el libro 42 de bautismos, al folio 55 vuelto se hallaba la siguiente partida:

“En la ciudad de Marbella, provincia y obispado de Málaga, en primero de noviembre de mil ochocientos sesenta y ocho, yo D. José de Artola Presbítero Coadjutor de la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de La Encarnación de esta ciudad, bauticé solemnemente a un niño, hijo legítimo de D. Sandalio Chicote, teniente de carabineros del Reino retirado en esta ciudad y de Dña. Eloísa Beltrán: Abuelos paternos D. Manuel y Dña. Antonia Fernández y maternos D. Francisco y Dña. Ana Barragán, naturales de padre y abuelo paterno de Osa de La Vega, el abuelo materno de Cartagena y los demás de esta ciudad. Se le puso por nombre Eugenio Simón Vicente, declaró su padre que nació el veinte y nueve del próximo pasado octubre a las ocho de la noche en la calle de S. Juan de Dios. Fueron padrinos Adolfo y Adelina Chicote, hermanos solteros del bautizado, a los que advertí su obligación y parentesco espiritual, siendo testigos D. Luis Guillén y D. Tomás Orozco dependientes de esta parroquia. Para que conste, extiendo y autorizo esta partida en el libro de bautismos de la misma, de que doy fe”
Altar de la iglesia de La Encarnación donde fue bautizado Eugenio Chicote Beltrán. Fotografía anterior a 1936. Página de facebook “Yo también me crié en Marbella”.

El documento fue legitimado el 17 de septiembre de 1885 por el notario público de Marbella y perteneciente al Colegio territorial de Granada, D. Francisco de Paula Romero Rodríguez. 

El segundo de estos escritos revela interesantes datos para la genealogía familiar y corresponde a la autorización expresa de su madre, ya como viuda de Chicote, por lo que nos permite estrechar el cerco y acotar la fecha de fallecimiento de su marido Sandalio, la cual tendrá lugar antes de ese mes de septiembre de 1885. Asimismo firmará este documento como testigo, Manuel de Luque y Díaz, el bisabuelo materno, cuñado del joven Eugenio al que se le otorgaba el permiso para servir en el ejército.

Por entonces Manuel es capitán del Regimiento de Borbón num. 17, había llegado de Cuba y recientemente se ha casado en segundas nupcias con su hermana Eloísa Chicote Beltrán, nuestra bisabuela, siendo con mucha probabilidad el impulsor de su entrada en el cuerpo militar y tutor del mismo durante los primeros momentos.

El documento, previsiblemente escrito por el bisabuelo Manuel, se redactó en los siguientes términos:

“Yo, Dña. Eloisa Beltrán, viuda de Chicote, declaro que libre y espontáneamente, concedo mi permiso a mi hijo D. Eugenio Chicote Beltrán para que pueda sentar plaza como soldado en el arma que quiera y en la forma que conveniente lo estime y para que este permiso lo pueda hacer constar donde y como le convenga se lo expido en Marbella a los diez y ocho días del mes de septiembre de mil ochocientos ochenta y cinco.

Eloísa Beltrán Barragán,
Viuda de Chicote

Por testigo de la expedición de este documento
Manuel de Luque Díaz.
Es asimismo un documento que atesora las hasta ahora desconocidas firmas de la tatarabuela Eloísa Beltrán Barragán y del bisabuelo Manuel de Luque y Díaz, suegra y yerno respectivamente. 

A estos escritos le sigue una certificación del Alcalde Marbella, D. Tomás Domínguez Artola de que “en el talón de cédulas personales del año canónico de mil ochocientos ochenta y cuatro y mil ochocientos ochenta y cinco que obran en esta oficina municipal, consta que en 1º de enero de este año, se expidió por esta Alcaldía cédula personal de 11ª clase bajo el número 105 a D. Eugenio Chicote Beltrán, empadronado en la calle de La Gloria, con la edad de 16 años de ejercicio escribiente y de estado soltero, y habiendo acreditado habérsele extraviado dicho documento, expido la presente a solicitud del interesado y en virtud de lo que se dispone en el artículo 36 del Reglamento de dicho impuesto, en Marbella a diez y ocho de septiembre de mil ochocientos ochenta y cinco”.

También debía acreditarse su buena conducta que será certificada por el Alcalde de la ciudad. Para ello Eloísa Beltrán lo solicita oficialmente mediante la presentación de un escrito cuya redacción seguidamente exponemos:

“Sr. Alcalde Constitucional de esta ciudad

Dña. Eloísa Beltrán Barragán, de estado viuda y vecina de la misma a V.I. con el debido respeto hago presente: que deseando mi hijo Eugenio Chicote Beltrán abrazar la carrera militar con mi correspondiente beneplácito y necesitando para ello acreditar su buena conducta ante el Sr. Coronel 1º jefe del Regimiento de Infantería de Borbón de guarnición en Málaga en cuyo cuerpo va a ingresar me hallo en el caso de suplicar a V.I. se sirva informar cuanto le conste a dichos extremos a los efectos indicados, gracia que espero merecer de la rectitud de V.I. cuya vida Dios guarde. En Marbella a once de noviembre de mil ochocientos ochenta y seis.” 

En el mismo documento el Alcalde Amador Belón Pellisó extiende el certificado en los siguientes términos: 

“...Que D. Eugenio Chicote Beltrán natural y vecino de esta ciudad, empadronado en la calle de Valdés ha observado siempre la mejor conducta mereciendo por ello el aprecio de las autoridades y la estimación de sus convecinos. Y para que lo pueda acreditar espido [sic] la presente en Marbella a once de noviembre de mil ochocientos ochenta y seis". 
Calle Valdés – Marbella. Fotografía publicada por Fco. Javier Moreno en la página de facebook “Historia de Marbella”

Solamente faltaba refrendarse que Eugenio estaba soltero. Para ello será el Juez Municipal D. Juan Fernández Belón quien lo expida a 20 de noviembre de 1886, asegurando que “desde que se estableció el Registro Civil a su cargo no ha contraído matrimonio, siguiendo por lo tanto en estado de soltería”.

Bueno, aquí termina la muy breve historia de nuestro antepasado familiar Eugenio. No llegó a entrar en combate; ni falta que le hizo. No fue condecorado con medallas ni recompensado económicamente. Mi sargento cumplió su compromiso con la Ley del reservismo de 1885 y de puntillas acabaría su paso por el ejército sin pena ni gloria. Pudo incluso ahorrarse el servicio militar por excedente de cupo pero “libremente escogió”, aspecto que pongo en duda, cumplir voluntariamente con la tradición familiar de hacer carrera de armas como las habían hecho sus hermanos y antepasados. La economía familiar, su madre y su cuñado habrían tenido algo que ver en su decisión. No le interesaría continuar a las órdenes de nadie y menos después de 12 años dedicados a cubrir vacantes de aquí para allá sin opción a promocionar en el escalafón. A partir de entonces otras aspiraciones e intereses vendrían a ocupar mejor su tiempo. Lástima que desconozco cuáles fueron éstas después de vestir el uniforme, lustrar las botas y lucir aquellos tres galones dorados en la bocamanga de la chamarra. Algún día se sabrá.

¡A sus órdenes, mi sargento!

1http://www.marbella.es/archivo/fondo-historico/4-servicios/contenido/download/1236_242fb370067c426da5143857fc3de6e4.html 
2El reservismo militar en España José Miguel Quesada González.
https://publicaciones.defensa.gob.es/media/downloadable/files/links/r/e/reservismo_militar_espa_a.pdf 
3BONED COLERA, Ana. PRENSA Y EJERCITO: LA CUESTION MILITAR EN EL RESUMEN (1885-1888)- Universidad Complutense de Madrid- Facultad de Ciencias de la Información. Departamento de Historia de la Comunicación Social MADRID 1992.[en línea] <https://goo.gl/jxHx2v > [25/08/2017]

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