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lunes, 17 de noviembre de 2014

FEDERICO LUQUE DÍAZ (1866): EL INCENDIO EN EL PUERTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE - 9 DE MARZO DE 1901

 "Magos con cachimba" Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Años 20. Colección familia Yanes Luque

Sucedió unos días antes de que el Tranvía del amigo Rafael Cedrés se inaugurara uniendo Santa Cruz con La Laguna. Era la mañana de un sábado, a eso de las 9, y el puerto debía permanecer con escasa actividad. Los fardos se amontonaban hacía tiempo esperando ser cargados bajo el pausado ritmo de los operarios. El Clan Mackay que había llegado en la tarde de ayer procedente de Liverpool se proveía de carbón, víveres y agua y partía para Algoa-Bay. También lo había hecho, de Hamburgo y New Castle, el vapor inglés Elmina que seguiría rumbo a Freetown. En esos momentos entraba para su amarre, el Delphic, asimismo de origen británico para cargar fruta. Los despachos, como de costumbre; Cory Brothers y Cía, Eldem Dempster y Cia y Hamilton y Cía respectivamente.

Entre los estibadores, tabaco y cigarrito para ir amarrando bultos, sujetando la carga antes de ser izados por el pescante. Muchas “pacas”, madera y paja se acumulaban hace días en las explanadas del muelle.
  
Cefelito o cortado de las 10 en el puesto aduanero de la Guardia Civil. La tertulia se alarga en una fría mañana que no invita a moverse. En el puesto están el cabo de guardia, Federico Luque Díaz, el corneta Esteban Hernández Ramos y la pareja de guardias, Miguel Colorado d’Assoy y Francisco Hinojosa Jiménez que han relevado a los compañeros salientes.

Así transcurre la jornada hasta que a las 11 cunde la alarma en el puerto. Se grita repetidamente, ¡fuego!, ¡fuego! Y a la voz de ¡vamos!, acuden los “cajistas” y la guardia civil al lugar donde se ha originado en unas pocas pacas y que ya ha prendido muchas cajas de madera para el transporte de plátanos, tomando rápidamente grandes proporciones.

Por las dimensiones y la espectacularidad del siniestro acudieron al puerto el Arquitecto Municipal, Comandante de la Guardia Civil, Jefe de Ingenieros Militares, Sargento Mayor de la plaza, Coronel del Regimiento, Ambulancia de la Cruz Roja con su médico, jefes y oficiales y numeroso público que se prestó en ayuda. Las bombas del Ayuntamiento y del Parque de Artillería llegaron pronto y contribuyeron en mayor medida a extinguirlo. Al tirar directamente al mar muchos paquetes de tablillas, se disminuyó la carga de fuego del recinto. Cuando se publica la primera noticia del mismo aún continua activo [1][2].

Debió ser largo y angustioso el resto del día para todos. Federico, Esteban, Miguel y Francisco estaban agotados por la tensión, la sorpresa y el tremendo esfuerzo en sofocar el incendio, en coordinar medios, en atender y facilitar órdenes...En sus rostros se apreciaban las huellas del desastre: cortes y cenizas; sus uniformes quemados quedaron inservibles para continuar prestando uso. Al menos se les agasajó con un buen almuerzo que compartieron con los soldados.

La edición de la “Gaceta de Tenerife” denunciaba un siniestro anterior en el que ardieron sacos de azufre, de las semanas que pasaban las mercancías antes de ser evacuada del puerto, de las cantidades de alcohol, cajas de petróleo y madera acumuladas y de la lentitud con las que se hacían las operaciones portuarias. Concluye la nota demandando la construcción del muelle de ribera cuyo estudio y proyecto llevaban redactados hacía años por la Junta de Obras Públicas.  

Diario de Tenerife. 9 de marzo de 1901

 Repuestos del susto, el lunes siguiente 11 de marzo de 1901, se evalúan los daños y se hace balance del siniestro, ampliándose la noticia en la prensa [3][4]; se recuerda una advertencia que en el caso del azufre se había hecho a los comerciantes y se ratifica la presencia del Sr. Arriaga en los acontecimientos, cuando los “cajistas” criticaban su ausencia.
  

A partir de este suceso el Gobierno Civil tomó medidas y solicitó al Ingeniero de Obras Públicas agilizar las operaciones de estiba y desestiba de mercancías que se amontonan en el muelle [5].


 Por su parte, Federico, Esteban, Miguel y Francisco tuvieron que esperar tres largos años para que se les resarciera económicamente por la inutilización de las prendas de su vestuario. 58 fueron las pesetas que le pagaron a Federico en concepto de “Resarcimiento” [6]. 44 al guardia 2º Miguel Colorado y al corneta Esteban; 43,75 a Francisco. Lo que desconozco es la diferencia de los 25 céntimos que le descontaron a este último. ¡Tal vez salvó una punta del tricornio...!
  

 La prensa también se hizo eco de la noticia [7] pero alteró las cuantías que se le abonaron a Esteban y Francisco.
  

En el siguiente enlace hemos dedicado unas páginas a la biografía de Federico Luque Díaz (hermano de mi bisabuelo Manuel), nacido en Pamplona en 1866 en uno de los destinos militares de su padre. Fue el primer Luque que por parte de mi familia llegó a Canarias y que en 1904 [8] le fuera concedida, ya como sargento de la Guardia Civil del puerto, la insignia de la medalla de plata de la asamblea suprema de la Cruz Roja por la casa Elder Dempster y Cía en recompensa de los servicios prestados.

http://genealogiadeandarporcasa.blogspot.com.es/2015/04/federico-de-luque-y-diaz-1866-un.html






[4] Diario de Tenerife, pág.3 de 11 de marzo de 1901. http://jable.ulpgc.es/jable/diario.de.tenerife/1901/03/11/0003.htm
[5] Unión Conservadora. Año II, núm. 295, pág,3 de 11 de marzo de 1901. http://jable.ulpgc.es/jable/union.conservadora/1901/03/11/0003.htm
[6] Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 15 de abril de 1904.
[7] “El Tiempo, diario de asuntos generales e información, defensor de los intereses del país – Pág. 2 de 6 de junio de 1904.
[8] “El Tiempo”, diario de asuntos generales e información, defensor de los intereses del país, pág.1 de 12 de junio de 1904.

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