"Magos con cachimba" Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Años 20. Colección familia Yanes Luque
Sucedió unos días antes de que el Tranvía del
amigo Rafael Cedrés se inaugurara uniendo Santa Cruz con La Laguna. Era la mañana
de un sábado, a eso de las 9, y el puerto debía permanecer con escasa
actividad. Los fardos se amontonaban hacía tiempo esperando ser cargados bajo
el pausado ritmo de los operarios. El Clan Mackay que había llegado en la
tarde de ayer procedente de Liverpool se proveía de carbón, víveres y agua y
partía para Algoa-Bay. También lo había hecho, de Hamburgo y New Castle, el
vapor inglés Elmina que seguiría
rumbo a Freetown. En esos momentos entraba para su amarre, el Delphic, asimismo de origen británico para
cargar fruta. Los despachos, como de costumbre; Cory Brothers y Cía, Eldem
Dempster y Cia y Hamilton y Cía respectivamente.
Entre los estibadores, tabaco y cigarrito para
ir amarrando bultos, sujetando la carga antes de ser izados por el pescante. Muchas
“pacas”, madera y paja se acumulaban hace días en las explanadas del muelle.
Cefelito o cortado de las 10 en el puesto aduanero
de la Guardia Civil. La tertulia se alarga en una fría mañana que no invita a
moverse. En el puesto están el cabo de guardia, Federico Luque Díaz, el corneta Esteban Hernández Ramos y la pareja de guardias, Miguel Colorado d’Assoy y Francisco Hinojosa Jiménez que han
relevado a los compañeros salientes.
Así transcurre la jornada hasta que a las 11
cunde la alarma en el puerto. Se grita repetidamente, ¡fuego!, ¡fuego! Y a la
voz de ¡vamos!, acuden los “cajistas” y la guardia civil al lugar donde se ha originado
en unas pocas pacas y que ya ha prendido muchas cajas de madera para el transporte
de plátanos, tomando rápidamente grandes proporciones.
Por las dimensiones y la espectacularidad del
siniestro acudieron al puerto el Arquitecto Municipal, Comandante de la Guardia
Civil, Jefe de Ingenieros Militares, Sargento Mayor de la plaza, Coronel del
Regimiento, Ambulancia de la Cruz Roja con su médico, jefes y oficiales y
numeroso público que se prestó en ayuda. Las bombas del Ayuntamiento y del
Parque de Artillería llegaron pronto y contribuyeron en mayor medida a
extinguirlo. Al tirar directamente al mar muchos paquetes de tablillas, se
disminuyó la carga de fuego del recinto. Cuando se publica la primera noticia
del mismo aún continua activo [1][2].
Debió ser largo y angustioso el resto del día
para todos. Federico, Esteban, Miguel y
Francisco estaban agotados por la
tensión, la sorpresa y el tremendo esfuerzo en sofocar el incendio, en
coordinar medios, en atender y facilitar órdenes...En sus rostros se
apreciaban las huellas del desastre: cortes y cenizas; sus uniformes quemados quedaron
inservibles para continuar prestando uso. Al menos se les agasajó con un buen
almuerzo que compartieron con los soldados.
La edición de la “Gaceta de Tenerife” denunciaba
un siniestro anterior en el que ardieron sacos de azufre, de las semanas que
pasaban las mercancías antes de ser evacuada del puerto, de las cantidades de
alcohol, cajas de petróleo y madera acumuladas y de la lentitud con las que se
hacían las operaciones portuarias. Concluye la nota demandando la construcción del muelle de ribera cuyo estudio y
proyecto llevaban redactados hacía años por la Junta de Obras Públicas.
Diario de Tenerife. 9
de marzo de 1901
Repuestos del susto, el lunes siguiente 11 de
marzo de 1901, se evalúan los daños y se hace balance del siniestro,
ampliándose la noticia en la prensa [3][4]; se recuerda una
advertencia que en el caso del azufre se había hecho a los comerciantes y se
ratifica la presencia del Sr. Arriaga en los acontecimientos, cuando los
“cajistas” criticaban su ausencia.
A partir de este suceso el Gobierno Civil tomó medidas y solicitó al Ingeniero de Obras
Públicas agilizar las operaciones de estiba y desestiba de mercancías que se
amontonan en el muelle [5].
Por su parte, Federico, Esteban,
Miguel y Francisco tuvieron que
esperar tres largos años para que se les resarciera económicamente por la inutilización de las prendas de su
vestuario. 58 fueron las pesetas que le pagaron a Federico en concepto de “Resarcimiento” [6]. 44 al guardia 2º Miguel Colorado y al corneta Esteban; 43,75 a Francisco. Lo que desconozco es la diferencia de los 25 céntimos
que le descontaron a este último. ¡Tal vez salvó una punta del tricornio...!
La
prensa también se hizo eco de la noticia [7] pero alteró las cuantías que se le abonaron a Esteban y Francisco.
En el siguiente enlace hemos dedicado unas páginas a la biografía de Federico Luque Díaz (hermano de mi bisabuelo Manuel), nacido en Pamplona en 1866 en uno de los
destinos militares de su padre. Fue el
primer Luque que por parte de mi familia llegó a Canarias y que en 1904 [8] le fuera concedida, ya
como sargento de la Guardia Civil del puerto, la insignia de la medalla de
plata de la asamblea suprema de la Cruz Roja por la casa Elder Dempster y Cía en
recompensa de los servicios prestados.
http://genealogiadeandarporcasa.blogspot.com.es/2015/04/federico-de-luque-y-diaz-1866-un.html
http://genealogiadeandarporcasa.blogspot.com.es/2015/04/federico-de-luque-y-diaz-1866-un.html
[1] Diario de Tenerife, Año V, núm.
4272, pág. 1 de 9 de marzo de 1901.
[3] La Opinión. Núm. 2583, pág. 3 de
11 de marzo de 1901. http://jable.ulpgc.es/jable/la.opinion/1901/03/11/0003.htm
[4] Diario de Tenerife, pág.3 de 11 de
marzo de 1901. http://jable.ulpgc.es/jable/diario.de.tenerife/1901/03/11/0003.htm
[5] Unión Conservadora. Año II, núm.
295, pág,3 de 11 de marzo de 1901. http://jable.ulpgc.es/jable/union.conservadora/1901/03/11/0003.htm
[6] Diario Oficial del Ministerio de
la Guerra de 15 de abril de 1904.
[7] “El Tiempo, diario de asuntos generales e
información, defensor de los intereses del país – Pág. 2 de 6 de junio de 1904.
[8] “El
Tiempo”, diario de asuntos generales e información, defensor de los intereses
del país, pág.1 de 12 de junio de 1904.
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