De todas, mis hermanas y Victoria, es conocido
que siempre me ha gustado indagar en la historia de nuestros antepasados, intentando
descubrir y situar, retrocediendo lo máximo posible en el tiempo, a los personajes
que nos han transmitido los apellidos que tenemos, sobre qué hechos
importantes acontecieron en sus vidas, pretendido
aproximarme a sus vivencias a partir de los recuerdos, anécdotas, cuentos e
historias, que de vez en cuando, intentamos rescatar y mantener vivos en la
sobremesa familiar y que forman parte de la transmisión oral que vamos a dejar
a la siguiente generación, de la cual espero conserven, amplíen y transmitan
este documento, una vez que, los aquí presentes no estemos para contarlo.
Mucho hay de imaginación y fantasía en la
historia que construyo, especialmente porque los huecos y lagunas sobre
vivencias familiares son tan grandes que se presentan como insalvables para
armar un hilo conductor que sea medianamente creíble con los necesarios visos
de autenticidad, pero sin duda contribuirán a aflorar otros recuerdos y a disfrutar de tiempos pasados.
Por ello he querido averiguar, dedicando algún
tiempo, cuál es nuestro origen, de dónde venimos así cómo porqué estamos
físicamente donde estamos, que no es moco de pavo precisarlo, máxime partiendo solamente
de una carpeta con unos cuantos documentos (actas, certificados de
nacimiento/defunción, escrituras notariales, cartas comerciales, etc.) que he
leído y releído hasta la saciedad, intentado exprimir su contenido al máximo,
atando cabos, fechas y lugares y lo más importante, sin contar con el necesario
apoyo oral que se necesita en estos casos, ya que son muchos los años que nos
separan de las personas que recoge este trabajo y que ya no están.
No obstante, a pesar de las dificultades que
supone el paso del tiempo y la falta de documentación, hemos llegado, al menos
a saber quiénes fueron nuestros antepasados retrocediendo cinco generaciones,
es decir a saber quiénes eran los padres de nuestros tatarabuelos y los principales
descendientes que han dado lugar a nuestra familia y algunas cosas sobre ellos que
espero sean de su interés.
Eminentemente el resultado que devuelve
cualquier consulta que realicemos en internet sobre nuestros ancestros de la
familia Luque, nos llevan, primero a la segunda mitad del siglo XIX y los
albores del XX y cómo no, al aspecto militar como “auténtica y genuina profesión”,
aunque nuestro abuelo Manuel tomara otros caminos, incluso hoy en día ya que alguno
de mis primos continúa la saga.
Todos, toditos” los Luque” y los “Chicote”, en
la época en la que a cada uno le tocó vivir, fueron a las guerras; El Alzamiento
nacional contra Espartero (1843), (la Iª de Cuba (1868-1878), Filipinas
(1890-1899), Marruecos (1920) y la Civil Española (Frente de Teruel 1938);
ninguno se escapó. Bueno si, solo un par de ellos; uno por ser abogado hispano-filipino
al que los avatares de la II Guerra Mundial casi acaban con su familia en 1945
(masacre japonesa en Manila) y el otro, nuestro abuelo, por ser maestro y
comerciante, sumándole su “no apto” para el servicio militar.
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