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domingo, 28 de agosto de 2016

LA FOTOGRAFÍA FAMILIAR DE ELOÍSA BELTRÁN (1832), LA ABUELA DEL ABUELO


Alfredo Chicote Cabonilas, incansable investigador de la genealogía familiar, recientemente nos ha enviado esta entrañable fotografía que ha recorrido medio mundo y que localizó a través de facebook. Fue hecha a finales de la primera década del siglo XX o primeros años veinte, probablemente en Manila, ciudad en la que nacieron y donde residía la familia Chicote Lalana, los primos hermanos filipinos de mi abuelo materno. Con el paso de los años y atesorado como recuerdo familiar de una descendiente de los retratados, fue a parar a Estados Unidos lugar desde donde nos ha llegado a través de las islas Filipinas.

Cien años más tarde este asombroso retrato familiar está en nuestras manos, mejor dicho, se ha fijado para siempre en nuestras retinas, manteniendo aún esa frescura enternecedora de aquellas reuniones en las que, sentados en torno a la matriarca, se compartía escena y vida familiar.

Ataviados con ropa clara para el verano tropical, la composición guarda la estética y los cánones establecidos por modas y la cultura de antaño. Como personaje central que ocupa el lugar destacado, la abuela con todos sus nietos; los más pequeños rodeándola, casi en estrecho contacto con ella; algunos sentados en el suelo con las manos sobre las rodillas. Desde esa posición central y hacia los extremos, los niños vestidos de marinero que sustituirán el cuello azul para lucir chalina al ir creciendo aunque no abandonarán el pantalón corto: las niñas, aún en la pubertad, con lazos en el pelo. Ellas a su derecha y ellos a su izquierda.

En segunda fila, los jóvenes adolescentes; traje largo para futuras damas y corbata para incipientes caballeros. No falta detalle. Es evidente que el fotógrafo estudió poses, miradas, encuadre y cómo realizar la instantánea, colocando jerárquicamente a todos los protagonistas. Aún este modelo de representación familiar continúa utilizándose aunque de manera más informal.

Consumida por el lógico paso del tiempo, la dama de pelo blanco vestida de negro en esa esplendida instantánea era nuestra tatarabuela Eloísa Beltrán Barragán que nació en Marbella en 1832. Gracias a esta fotografía sabemos que al menos vivió hasta finales de la primera década del S. XX, incluso llegando a los albores de los años veinte. La identificamos pues manteníamos otro registro, una foto-dibujo de su rostro que, con algunos años menos, está guardada en un álbum familiar en Filipinas.
El siguiente paso consistía en averiguar la relación de los retratados,al menos alguno de los diecinueve acompañantes de la abuela. Para ello recurrimos asimismo a otra fuente documental que nos han permitido someramente realizar este incompleto ejercicio de filiación  que animo sea completado.
Hermanos Chicote Lalana: 1.- Josefina, 3.- Eloísa, 5.- Rosario, 6.-Mª Paz, 9.- Prudencio, 13.- Antonio, 16.- Adelina, 20.- José María.

Todos los primos, da igual el orden y grado en el que estamos emparentados, tataranietos de Eloísa, hemos expresado nuestros sentimientos al ver la imagen. A Álvaro y a Ángel les ha hecho “ilusión tener una fotografía de la familia que les acerca a los viejos tiempos”. Ángeles se ha emocionado al “poner cara a mis antepasados, que también son los tuyos”. Javier la “guardará como un tesoro que compartirá con sus hermanas”. Alfredo, el primo filipino que habla tágalo y se expresa en inglés para poder comunicarnos, está encantado de tener un recuerdo de su antepasada española y de saber que al menos estaba viva en esa época. “Wow¡ they are lucky that they have photo with our great greatgrandmother and it means to say Eloísa was still alive that time”. Y a mis hermanas a mi nos ha cautivado reconocerla y poder compartir este retrato con los demás familiares.

Nos falta conocer lo que piensa Mary, la propietaria norteamericana de la fotografía, descendiente como nosotros de la tatarabuela Eloísa. Algún día nos lo dirá pero no será muy distinto de lo que hemos expresado. Al fin y al cabo los sentimientos no conocen idiomas ni continentes, son universales. Gracias Alfredo por haberla rescatado y traído para siempre a la memoria familiar.

2 comentarios:

  1. Buenos días soy Elena Durán de Granada y mi abuela era Aurora Mellado Lalana, y su tía Pilar Lalana, la hermana de su madre estaba casada con Alfredo Chicote en Manila, tenian 13 hijos y muchos de ellos murieron a manos de los japoneses en la segunda guerra mundial. Conservamos alguna fotografía y cartas familiares. Un saludo

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  2. Buenos días Elena. Aunque siempre entristece recordar aquel episodio del final de la II guerra mundial, es una inmensa alegría saber que siguen vivos en nuestra memoria. Me encantaría ver esos recuerdos familiares que atesoras. Un enorme placer saludarte.

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