Manuel Luque Chicote, abuelo materno y nieto de la tatarabuela Eloísa
Beltrán Barragán. Dedicatoria a su padre Manuel Luque Díaz que se encontraba en Filipinas. 11 de
mayo de 1897. Colección familia Yanes Luque.
En julio de 1895 Eloisa
Beltrán Barragán, nacida en Marbella (Málaga) en 1832, una vez enviudó de Sandalio Chicote Fernández (1814-<1887)
y al carecer de recursos económicos para su sustento, marchó a las Islas
Filipinas.
Allí vivían desde hacía algunos años y plenamente establecidos
sus hijos Prudencio (1861) y Aurelio Chicote Beltrán, en Davao
Oriental (Isla de Mindanao); también aunque recién llegado a Manila después de
pasar por Quiapo y Bulacán, Alfredo (1871-1945)
que en estas fértiles tierras de oriente le da sus primeros nietos Alfredito y
Charito (1898) Chicote Lalana. Asimismo y por estar destinado en el
archipiélago lo hace su primogénito Adolfo
(1854-1920), que por entonces es 1º teniente de infantería y desempeñaba una
comisión como Juez Instructor en la Comandancia de Visayas (Luzón).
También lo había hecho en los 80 su hija Carolina, casada con el que llegara a ser Coronel de Infantería, Manuel Rodríguez de la Rivera, y donde nacieron
sus nietas[1]
Carolina (Manila 1882) y Ángeles (Cottabato-Mindanao 1884) Rodríguez de la Rivera Chicote.
Entre todos se harán cargo de su manutención y cuidado,
pensando que éste sería el último lugar, donde junto a sus hijos, viviría hasta
el fin de sus días. Por entonces, pese a la inestabilidad en la colonia
filipina, nadie sospechaba que tres años después debería ser repatriada.
Para llegar desde Marbella a Filipinas y dada la
precariedad económica que a sus 63 años padecía, seguramente viéndose sola y
animada por sus hijos residentes en Ultramar solicitó ayuda al ejército[2],
pues desde que enviuda en 1887 vivía con la escasa pensión y las “pagas de toca”[3] [4].
En julio de 1895
se le concedió un pasaje por cuenta del Estado[5]
para que pudiera reunirse con su hijo Adolfo en el que se reconoce la
dependencia económica que mantiene y que justificó testimonialmente.
Transcurre 1896
y estalla el conflicto en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Su yerno, Manuel de Luque y Díaz, casado con su hija Eloisa llega a finales de año a Filipinas como Comandante de las
fuerzas expedicionarias que habían partido desde Cádiz el 17 de diciembre a
bordo del vapor “Magallanes”, arribando a Manila el 25 de enero de 1897.
Puente de España. Manila.
1899 (cortesía-Tewell)
No permaneciendo ajena al rápido devenir de los
acontecimientos militares, entre abril y mayo de 1897, Eloísa asiste a su hijo
político herido en combate que sostuvo en el interior de Luzón (Monte Arayat y
Las Piedras), tomando unos meses en Manila para reestablecerse. Con este
motivo, su nieto Manuel Luque Chicote
(1885-1948) que no ha cumplido los 12 años de edad, viajará desde Marbella
a Filipinas para reunirse con su padre y abuela, dedicándole la fotografía que
abre el artículo.”A mi querido papa Manolo 11/5/97”.
El bisabuelo Manuel Luque Díaz se recuperará y en octubre de
1897 regresa con su hijo a la península, continuando una brillante carrera
militar que en unos años se verá truncada por la enfermedad tropical contraída
durante su breve estancia en Filipinas y que será la causa de su fallecimiento
en 1911. En esta ocasión el Estado contribuyó “en la parte reglamentaria” a
costear el pasaje de vuelta de mi abuelo.
La tatarabuela Eloisa seguirá unos meses más en Filipinas
hasta que el desenlace final de la guerra le obliga volver a España. Dada la
orden general de repatriación, repetirá la solicitud al
ejército, concediéndole nuevamente pasaje para regresar el 12 de abril de 1898[6].
.
Lo hará en el vapor “León XIII”[7]
arribando un mes más tarde al puerto de Barcelona. Le acompañan en el viaje su hijo Prudencio y Sra., también
repatriados; ella lo hace con cargo al ejército (pasaje oficial) y su hijo y
nuera, de forma privada (pasaje particular)[8].
Sus demás hijos, Alfredo
y Adolfo, quedarán en Filipinas. El primero
en Manila, abogado, empresario y profesor, adoptará la nacionalidad norteamericana y residirá en Filipinas
originando la familia Chicote Lalana;
el segundo temporalmente en Zamboanga (Mindanao) y como Comandante será
repatriado, volviendo a España en octubre de 1899, después de los sitiados en Baler. De Aurelio no puedo aportar datos de un posible regreso.
[1] Carmen lo hará en Aranjuez (Madrid) en 1892.
[2] DOMG de
28/07/1895.
[3] “El Correo
militar” de 25/2/1887, página 3,
Sección CONSEJO SUPREMO – EXPEDIENTES.
[4] El Fondo de la
Junta del Montepío Militar
consultaba al Rey el derecho a la
concesión de pensiones y pagas de toca
de las familias de los militares. La provisión de fondos del Montepío se
generaban con descuentos en los haberes percibidos por el personal militar. El
derecho de percibo de las pensiones correspondía a las viudas, huérfanos,
madres viudas o padres pobres, en su defecto; sólo se podía percibir una
pensión del Monte en cada familia. Estas eran transmisibles a las hijas, en
caso de fallecimiento de la madre o segundas nupcias; e incluso la viuda la
podía recuperar si, de nuevo enviudaba del 2º matrimonio. Desde el Real
Decreto de 11 de octubre de 1834, el pago de estas pensiones se hará a través
del Estado. El Reglamento contemplaba también que aquellas viudas y huérfanos que
no tuvieran derecho a percibir pensión del Montepío podrían percibir dos pagas
de toca para el funeral y luto del fallecido. Por Real Decreto de 31 de
julio de 1848, se extingue la Junta de Gobierno del Montepío Militar y sus
asuntos son traspasados a la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo de Guerra y
Marina.
[5] DOMG de
28/07/1895.
[6] DOMG de
24/05/1898.
[7]
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1898/05/11/pagina-1/33407215/pdf.html
[8] “La Vanguardia” de 11 de mayo de
1898.
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